Archive for the ‘Política’ Category

Despertamos al abuelo

May 15, 2011

El cuadro de situación es el siguiente.

Mosquito retirado en paradisíacas playas picaba y picaba sin pensar en mañana. Disfrutaba de su merecido retiro. Sin embargo, un ruido que cada día es más fuerte, lo obliga a esforzarse por no pensar y seguir así en el limbo de su dorado retiro. Pero, como todos sabemos, una vez que te joden la siesta, no hay manera de hacerse el dormido por mucho más tiempo.

Así que Mosquito pega la vuelta, bate sus alas y se acerca de nuevo al barrio. Al primero que se encuantra es al abuelo, aquel que era mejor que no despertáramos. Más despierto que nunca. Y junto con él, cientos de personas despiertas, de pie, indignadas, preparando la marcha para ganar la calle.

Me pareció una visión, un sueño, una película. Pensé, como tantas veces escribí aquí, que en España la gente no se moviliza, no protesta. Pensé que era esa la condición para ser un español decente. Que luego de tanta lucha, tanto conflicto, tanta sangre, el español de ley estaba dispuesto a tragarse todos los sapos que hiciera falta y que solo estaba habilitado para indignarse con su equipo de fútbol o contra su presidente en el bar, ladrando con la furia de un perro de caza, pero en el bar. Después de ver como la política y la banca se iban de fiesta, con orgía incluida y luego, resacosos y con la corbata y el rimel desaliñados, comparecían risueños en sus televisiones y pedían a la gente común que le pagara la juerga, sin que nadie dijera ni mú, pensé que ya lo había visto todo. Luego de compartir un agradable botellón con los jóvenes que saben que son una generación hiper titulada condenada al desempleo y después de comentar entre risas lo bien que estaban antes, cuando aún soñaban con el mileurismo, me planteé mi jubilación como Mosquito.

Pregunté qué había pasado y me mostraron algunas cosas que desde mi retiro no había tenido la posibilidad de descubrir. Según parece, el último tiempo ha sido algo así como la era de Sodoma y Gomorra de la economía mundial. Una auténtica juerga financiera y por lo visto, algunos desperfectos en la organización de la fiesta han hecho que hubiera que poner unos euritos de más. Pero según me comentan, con un poco de ajuste de la población mundial y unos cuantos millones de personas que se pasen del otro lado de la línea de pobreza, la fiesta podría mantenerse por unos añitos más. Para ilustrarme un poco más me enseñaron un documental muy interesante. Inside Job que nos enseña los errores que no debemos cometer si queremos montar una buena partuza financiera.

Otro de los factores que han hecho despertar a tanta gente han sido unos vecinos ruidosos. Parece que un buen día, una parte del mundo asumió que vivir en la opresión y la miseria es morir y decidió plantarse ante dictaduras que todos creían eternas e inamovibles. Túnez, Egipto, Libia, Marruecos y muchos más empiezan a mostrarle al mundo que aún queda indignación suficiente para ponerse de pie.

Y por último, en estas tranquilas tierras europeas, algunos abueletes deciden mandar un mensaje a los más jóvenes. Aquel abuelo que preferíamos dormido para que no viera las condiciones en las que hoy se vive y se trabaja, es el que decide escribir una carta a los jóvenes invitándoles a algo muy básico: «¡Indignaos!» Y resulta que el abuelo es Stéphane Hessel, un veterano de la resistencia francesa de 93 años. Y junto con él, otro abuelo, José Luis Sampedro de  94 años, invita a todos los jóvenes españoles a resistir y a crear. Casi centenarios, los abuelos llegan con su mensaje a cientos de personas que hoy mismo, 15 de Mayo se movilizan en toda España pidiendo Democracia Real Ya!.

Así que este Mosquito decide batir sus alas y prepararse para salir esta tarde a ver como una generación se pone en pie, algo que pensé que no vería y que según parece, solo es el principio.

ESTA TARDE, Domingo 15 de Mayo, 18:00 marcha de Cibeles a Sol por una Democracia Real Ya!

Nos vemos allí!

Se puede matar, muchachos.

noviembre 20, 2010

Es sabido que en tiempos de crisis, aflora entre la gente un olfato casi animal que busca con minuciosidad dar con alguna ganga, algún chollo. Se buscan las ofertas de los supermercados, el compre uno y lleve dos, se comparan marcas hasta dar con la más conveniente y así se busca resolver el día a día manteniendo cubiertas las necesidades básicas de alimentación.

Ahora bien, en los últimos tiempos, la oferta de ocasión es un producto distinto que viene a solventar necesidades más primarias, más oscuras: la muerte.

Si bien contamos con numerosos ejemplos de esta corriente comercial, la aparición estelar en el mercado de ofertas la tuvimos hace unos meses cuando vimos cómo el ejército de Israel nos daba la pauta de que se puede matar tranquilamente a coste cero. Fue la gran ganga del mes de mayo pasado. Se puede abordar un barco humanitario, enfrentarse violentamente con equipamientos de la más moderna tecnología militar a activistas con palos o a lo sumo algún cuchillo, liquidarlos en un abrir y cerrar de ojos y no tener ninguna consecuencia.

Ahora vemos un nuevo capítulo de esta moda internacional. La policía de Marruecos entra por la fuerza en un campamento de protesta pacífica del pueblo Saharaui y ante la cara de nada de la comunidad internacional, se carga el campamento dejando atrás muertes, desapariciones y torturas. Y no pasa absolutamente nada.

Sin embargo, podríamos caer en un error y sacar conclusiones fatídicas para cualquier mortal, normal y corriente que un día le entren ganitas de matar tranquilamente a su vecino, a su profesor de filosofía o al amante de su novia. Aunque pudiera parecer lo contrario, el chollo de matar no está al alcance de todos.

Es por eso que el Mosquito, en su afán de educar a la juventud, acerca a su público este primer manual sobre «Cómo matar tranquilos y no comerse veinte años en el trullo».

Extracto del capítulo IV «Instrucciones técnicas para ejecuciones extra-judiciales gratuitas»

  1. Construye un país
  2. Hazlo miembro de la ONU
  3. Apúntate a todos los organismos de derechos humanos que encuentres. No importa si los conoces o no, sino que aparezcas en todos, aunque sean los del barrio.
  4. Hazte amigo comercial de tus compis de la ONU. Algún gasoducto que tengas a mano, petróleo, armas, o algo que puedas intercambiarle a tus nuevos amigos. Candidatos especialmente fáciles son España, Francia o Estados Unidos.
  5. Procura que en tu país haya algún grupito de radicales peligrosos que puedas controlar pero que a su vez te sirvan como amenaza en momentos de negociación. Del estilo de «Si no me dejan ametrallar tranquilo, tal vez no pueda controlar al perro rabioso que tengo en casa»
  6. Señala un enemigo malísimo, terrible, poderosísimo. En general suele bastar con decir que tus vecinos son «terroristas». Un ejemplo puede ser «En el bar de la esquina están tomando vino fino unos terroristas» y ya puedes disparar el misil aire-tierra contra el bar Manolo’s.
  7. Una vez en faena, puedes gasear, arrasar, acribillar, secuestrar, violar, golpear o torturar pero siempre en «defensa propia», o por lo menos eso es lo que debes decir cuando vayas, días después, a hablar en la ONU. Ellos te comprenderán.

Finalmente es importante resaltar que si no cumples estas normas ni se te ocurra matar, ni insultar, ni pasarte en el límite de velocidad, ni copiarte en un examen, porque vas de culo. Todas las cosas que te han dicho en casa, en el cole, en la iglesia, todas esas normas, que no se puede esto, que no digas lo otro, que el respeto, que la educación, que los mandamientos, todo eso, que por supuesto prohíben matar, son de obligado cumplimiento para todos los que no acrediten estos requisitos anteriormente citados.

Así que si eres un pringado estudiante/a, parado/a, mileurista, panoli o jubilado/a, lo sentimos, esta oferta no es para tí.

Cuál es tu problema?

noviembre 17, 2010

Eso. Cuál es tu problema? No estaba. Me tuve que ir. Tuve que dejar de escribir. El Mosquito dejó de batir sus alas. Y qué?

Nunca te pasó? Nunca te aplastaron contra una pared? Nunca te arrancaron las patas entre carcajadas e insultos? Nunca te ahogaron en una tasa de té caliente? Nunca te encerraron en un puño hasta dejarte sin aire, ahogándote con tu propia lengua? Nunca recibiste, en la indefensión absoluta, un certero golpe de periódico que deja todo cancelado, suspendido para dentro de mil vidas? Al Mosquito le pasó.

Desde ese lugar donde me quedé, casi como quien está mirando un vídeo, pude ver todo lo que pasó en estos meses. Sin atinar a moverme, vi juventudes en pie de guerra, políticos en campaña electoral, sindicatos en decadencia, economías respirando de mentira y familias sucumbiendo de verdad. Lo ví con los ojos vidriosos de un Mosquito mudo, disecado.

Sin embargo, una vez más, unos imberbes vinieron a fastidiarlo todo. Nada es más tranquilizador que un certificado de defunción. Y ahí tuvieron que venir, niñatos buenos para nada, a decir que no, que nada de finales. Que al contrario, que ahora viene lo bueno. Que es el tiempo de decir lo que otros no dicen. Que es momento de pensar, de hablar, atropellar, enloquecer,  arrollar, amedrentar y revolver a estos que permanentemente «dicen poco, porque saben poco!». Tiempo de sacudir a los que, como el Mosquito, veían con ojos de lata como la mugre lo cubre todo.

Sabido es que a este alado, dar guerra le gusta más que a un político una cámara. Así que aquí estamos, gracias a Calle 13, al Residente, al Visitante, de nuevo listos para el vuelo.

Calle 13, estos tremendos puertorriqueños (ya hablaremos de ellos y su música), sacan disco nuevo, «Entren los que quieran». Este primer corte de su disco, «Calma Pueblo» fue censurado en muchos países latinoamericanos. Así que ahí lo tienen. Querías sopa? Pues toma dos tazas.

No despierten al abuelo

marzo 22, 2010

No despierten al abuelo. Déjenlo que siga descansando, deslizándose por su sueño eterno. Que no vea lo que ha quedado de todo aquello.

Días atrás, en Madrid, en el marco de la mesa de Diálogo Social que reúne a la patronal (CEOE), sindicatos (CC.OO y UGT) y Ministerio de Trabajo, irrumpió una nueva idea que, según sus impulsores era la que traería la solución a los graves problemas de empleo que atraviesa el país. La propuesta fue de esas que erizan la piel y de las que si hubiera en frente una sociedad normal, la habría llenado de indignación y la encontraría resistiendo en la calle. Nuevos contratos para jóvenes, de eso se trataba. En condiciones muy favorables: para jóvenes menores de 30 años, con una duración de 6 meses prorrogables a un año, sin cotización a la seguridad social, sin indemnización por despido y por el salario mínimo interprofesional. Si no fuera porque un mosquito nunca acierta, me arriesgaría a afirmar que era un contrato basura. Tenía toda la pinta. Cuestión que al día siguiente lo desmintieron. Nunca, pero nunca de los nunca jamases ellos sugierieron nada parecido. Por sus cabezas nunca pasó semejante idea. Igual, dijeron, habría que dabatir alternativas en esa dirección (eso quiere decir que pronto será una realidad).

Si el abuelo despertara y viera las condiciones en las que trabajan los jóvenes (si es que tienen empleo), probablemente desearía volver al cajón. Si viera el descaro y la impunidad con la que hoy día, aquellas personas contra las que se enfrentó en su juventud, sueltan propuestas escandalosas, practicamente esclavizantes, que borran de un plumazo todos los derechos por los que generaciones enteras dejaron la vida, es probable que deseara que lo dejen tranquilo bajo tierra. Pero si además de esto viera la apatía y la resignación de tantos trabajadores, jóvenes en el paro, adultos con toda una vida de trabajo en condiciones cada vez más precarias, tal vez se avergonzaría.

Durante el siglo pasado, en el seno de la sociedad se vivía una continua lucha entre fuerzas o clases. Esta dinámica social quedaba manifiesta en sucesos significativos, movimientos, revoluciones, represiones, protestas, organizaciones, nuevas represiones, etc. De esta manera se construyeron los derechos civiles en el siglo XX, a base de lucha y de sangre. Nunca imaginaron aquellos poderosos que vieron recortados sus beneficios a fuerza de conflictos, que un siglo más tarde, recuperarían el terreno y ganarían aún más, sin derramar una gota de sudor, ni pegar un tiro. Algunos creen que gracias a la TV. Otros que a base de deseducar a la sociedad. La cuestión es que la batalla por los derechos sociales y laborales la han ganado de manera indiscutible. Y el abuelo, aunque no lo sepa, la ha perdido.

Si hoy día, Díaz Ferrán y sus secuaces son capaces de jugar con la opinión pública de manera tal que más tarde o más temprano puedan imponer su «solución», es porque la salud de esta sociedad está en las últimas. El tiempo que le queda es el que tarde en ir a reunirse con el abuelo.

Imagen: cortesía de Morgue File

El fontanero frente a la orquesta. Se viene el nuevo pacto educativo.

enero 5, 2010

Según informaciones que nos acercan nuestros alados agentes, algo se está moviendo en el ámbito educativo: «El Gobierno y la oposición ven viable un pacto por la educación»

Y los mosquitos temblamos. Temblamos de solo pensar que asistiremos a un nuevo pacto educativo acordado por políticos y a lo sumo, por los sindicatos mayoritarios. Un fenómeno de la naturaleza que por común, no deja de sorprender. El fenómeno de legislar, organizar e intervenir en asuntos de los que no se tiene el conocimiento necesario, por no decir ni puñetera idea. Una tragedia similar al caso del informático preparado en el quirófano para realizar una operación a corazón abierto. El fontanero frente a la orquesta. El vendedor de seguros, con sus mallas y su tutú a punto de salir a escena. Y el cartel dice: El Cascanueces.

Podemos admitir que nuestros representantes no tienen que saberlo todo sobre todo. Pero sí legislan y deciden sobre todo y para todos.  Suponemos entonces que cuentan con asesores capacitados y que escuchan el consejo y las propuestas de todos los actores implicados en el ámbito educativo. Y que este consenso, fruto de la reflexión y el más amplio debate entre todos los protagonistas es luego incorporado al debate legislativo. Pero ahí es donde suele fallar la fórmula. La clase política, la que conocemos, la de carne y hueso que vemos todos los días, se aboca a un pacto por la educación. Ellos lo preparan, lo amasan, lo cocinan y nosotros lo comemos. Esa clase política, y no otra, va a realizar una operación a corazón abierto. La misma que vive cautiva de sus obediencias partidistas, de sus intereses electorales, de su componendas regionales, de sus negocios sucios, de sus odios y rivalidades internas, de su civismo de pacotilla, de su hipocresía, cinismo, y doble moralidad permanente, de sus privilegios; esa, va a rescatarnos del profundo desconcierto educativo reinante. Un pacto político por la educación es una mala noticia, porque deberíamos estar hablando de un pacto social.

Cuando la realidad pone sobre la mesa problemas o noticias que afectan a un sector específico (taxis, agricultores, pescadores, etc) uno pude sentir mayor o menor solidaridad, pero es lógico pensar que la solución la deben encontrar entre los grupos o sectores implicados. Sin embargo cuando el tema es la educación, la responsabilidad es de todos. La influencia que una determinada política educativa tiene sobre el desarrollo social, económico, tecnológico o cultural de un país es primordial. Por otro lado, si enumeramos a los actores principales en el ámbito educativo y los factores fundamentales que lo influyen, prácticamente nadie queda fuera: niños/as, jóvenes, profesores/as, directivos/as, familias, AMPAS, profesionales, catedráticos/as, religiosos/as, jueces, servicios sociales, investigadores/as, científicos, empresarios/as, sindicatos, políticos, legisladores/as y la lista sigue. Siendo tantos y tan variados los protagonistas, por qué la decisión de pactar y los puntos sobre los cuales pactar, será diseñada y aprobada por unos pocos?

Entonces surge una pregunta: serán capaces los políticos de abrir espacios y foros de debate y reflexión con todas las partes implicadas en la educación?

Cuando nos referimos a abrir espacios, no pensamos en un grupo de ocho expertos, representantes de distintas logias educativas que se reúnen tres veces y acuerdan un documento para presentarle a la comisión de turno (eso es exactamente lo que sucede y va a suceder). Abrir espacios de participación ciudadana es poner patas arriba la ciudad, tomarse el tiempo necesario; abrir grupos de reflexión barrial, en cada distrito, luego en provincias, comunidades autónomas y en todo el territorio; analizar de manera autocrítica las fortalezas y debilidades de cada uno de los actores, trabajar con teóricos y especialistas para que realicen diagnósticos profundos y acerquen estrategias; dedicar jornadas enteras en los centros educativos para que debatan directivos, profesores, alumnos y familias; preparar herramientas a través de la web que propongan guías de debate a los diferentes grupos y los conecte entre ellos; generar encuentros entre los legisladores y los protagonistas; obligar a los políticos a recorrer los centros educativos de todos los niveles; debatir en televisión, en radio, en prensa, en internet; acercar experiencias educativas de otros países más avanzados a los colegios, a las universidades, a los barrios; facilitar el debate; promover y educar la participación directa y el protagonismo social, dar ejemplo en el parlamento de educación, respeto, exigencia, altura, apertura. En esto sí que vale la pena gastarse el presupuesto (les suena Madrid 2016?).

Un pacto social por la educación antes que un pacto político. Esa es la jugada. Hacen falta jugadores.

Asamblea de Madrid: ellos ganan

noviembre 20, 2009

Como habrán podido comprobar, mis dotes de espía ya han sido probadas en el recordado episodio de los profes. Por lo comentarios recibidos, entiendo que no lo hice mal. Pero todo Mosquito necesita mejorar, perfeccionarse. Por eso, esta tarde he tenido el placer de acudir a la escuela que todo alado desea, la meca de los insectos, el templo del espionaje: la Asamblea de Madrid.

Acudí de incógnito a una comparecencia sobre Educación, específicamente sobre Formación Profesional. Como era de esperar, nadie reparó en mi presencia, así que pude elegir sitio. El hemiciclo, semivacío. Ya estarán por llegar, me dije a mi mismo, pensando en los diputados y también en el público que no daba señales de vida. Gracias a mis informantes, me había llegado el dato de que esa tarde se tratarían temas importantes de Formación Profesional (F.P.) y que el ambiente profesoril estaba muy movilizado ya que sufrían en carne propia los efectos y defectos de la política educativa madrileña. Por lo tanto, daba por hecho que las tribunas estarían a rebosar. En otra de mis misiones, oí decir a diferentes profes que la F.P. estaba muy mal, que los currículos no estaban terminados ni actualizados, que nadie sabía a dónde habían derivado a los numerosos alumnos que no lograron plaza en los diferentes grados a los que pretendían acceder, que la financiación para las becas Erasmus era prácticamente nula, que el nivel de inglés otro tanto, y así infinidad de críticas y análisis de primera mano sobre un asunto que nadie conoce mejor que ellos. Supe además, que casi todos los I.E.S. que imparten F.P. fueron invitados a acudir al Pleno y por eso me esperaba un ambiente interesante. Viéndome revolverme para todos lados, una mosca vieja y fondona que descansaba sobre el gorro de un guardia me miró casi sin verme y me dijo: «Cálmese amigo, donde hay ambiente es afuera, aquí, imposible. Si no no andaría por estos sitios»

Me dio un baño de realidad. Entonces comprendí todo. Comprendí que el debate no iba a empezar, ya había comenzado. Que el hemiciclo a medio gas era su aforo habitual. Y que la Formación Profesional, pasaría por el atril casi sin hacer ruido. Escuché a los portavoces, a la Consejera, a la presidenta de la cámara, que cuando no se limaba las uñas cortaba el turno de palabra y dejaba los argumentos a medias. Escuché al portavoz de Educación del grupo popular hacer gala de las peores artes de la oratoria, el ninguneo, la descalificación, la chulería (un modelo para los jovenzuelos, eso sí, desde la tarima que le confiere autoridad) y ví a la Consejera de Educación conversar con sus amiguetes de bancada mientras los parlamentarios de la oposición le acercaban las demandas que habían podido recoger del profesorado.

Con tristeza, me detuve observando las sillas vacías de la tribuna y pensé: ellos ganan, vosotros no. Ganan ellos porque no hay ojos ni oídos que los estén viendo u oyendo. Porque tienen rienda suelta para relamerse en sus fantasías autocomplacientes. Porque nadie puede rebatir sus divagues. Cuando ellos cuentan lo maravilloso que es el trabajo que están haciendo en Formación Profesional, cuando dan cifras espectaculares de la inmensa inversión en Educación que están haciendo, cuando se felicitan por la calidad de sus PCPI, cuando cuentan que son los que más centros han creado, los que más profesores han nombrado, los que más han dignificado la FP, ningún testigo, ningún protagonista está ahí para verles mentir en sus caras. Solo están algunos parlamentarios de la oposición, que, con algunas excepciones, casi no se enteran de qué se está hablando porque están leyendo una revista, o chateando con amigos. Tal vez es un pensamiento infantil, pero me imaginé las tribunas llenas de gente, llenas de fiscales que con su mirada les obliguen a trabajar, a no mentir, a no leer revistas en el curro, a atender a quien les está hablando, a argumentar en lugar de chulear, en fin, cosas básicas. Parecidas a las que, en clase, reclaman a los más jóvenes, con tanta prosa y tanta ira.

Queridos profes, queridos políticos, hoy teníais examen de Educación para la Ciudadanía. Estáis suspendidos.

El Sr. Renegado

noviembre 6, 2009

microfono_radio[1]

Por qué anda metiéndose Renegado en cosas que no le importan? Qué se ha creído, que puede decirnos cómo tenemos que vivir? Esto es intolerable! Fuera, fuera!

Renegado no hizo caso al caos que reinaba antes de sus palabras. Sabía que tenía que decirlo. Sabía que sus palabras tenían poder, no por él ni por la forma en que lo dijera, sino porque aquellas palabras, en sí mismas, tenían el poder demoledor de la sensatez, de la razón. Las había escuchado en su infancia, en su adolescencia, en aquellos momentos en que todo lo invitaba a torcer el rumbo, y era su deber, ahora que todos lo escuchaban, decirlas.

» Y este qué nos quiere contar? No se entera que aquí hablar, pueden hablar lo que quieran, pero que a mí no me manda nadie? Además qué nos va a enseñar a nosotros uno de estos? Vete ya!»

Fuera el ambiente estaba muy caldeado. Muchos pensaban que era intolerable que una persona como Renegado fuera a hablar a un lugar como ese. Se habían anticipado a sus palabras y habían marcado durísimas posiciones enfrentadas. Pocas veces, y con pocos temas, había habido tanto revuelo.

Acostumbrado a estos momentos, Renegado giró su cabeza y controló con la mirada que Renacimiento estuviera cerca. La besó con los ojos y antes de salir al estrado buscó a Pimpollo y a Resplandor para cerciorarse que el equipo, su equipo, estuviera completo. Matrix lo codeó y de esa manera supo que había llegado la hora.

«… Pero yo estoy aquí hoy porque tengo algo importante que discutir con ustedes. Estoy aquí porque quiero hablar acerca de su educación y de lo que se espera de todos ustedes en este nuevo año escolar. He dado un montón de discursos sobre la educación. Y he hablado mucho acerca de la responsabilidad. He hablado acerca de la responsabilidad de sus maestros para inspirarlos y empujarlos a aprender. He hablado acerca de la responsabilidad de sus padres para asegurarse de que estén bien encaminados, que hagan sus tareas, y de que no gasten todas las horas que están despiertos frente al televisor o con la consola. He hablado mucho sobre la responsabilidad de su gobierno para establecer altos estándares, del apoyo a los maestros y directores, y dando vueltas alrededor de las escuelas que no están funcionando, donde los estudiantes no están recibiendo las oportunidades que merecen.

Pero al final del día, podremos tener los profesores más dedicados, los padres más sostenedores y las mejores escuelas en el mundo – y nada de eso importará a menos que todos ustedes cumplan con sus responsabilidades. A menos que ustedes se presenten en esas escuelas; presten atención a los maestros; escuchen a sus padres, abuelos y otros adultos, y pongan el duro trabajo que se necesita para tener éxito.

(…) Algunos de ustedes pueden no tener esas ventajas. Tal vez no haya adultos en sus vidas que les den el apoyo que necesitan. Tal vez alguien en su familia ha perdido su trabajo, y no hay dinero suficiente. Tal vez viven en un barrio donde no se sienten seguros, o tienen amigos que están presionando para que hagan cosas que saben que no son correctas.
Pero al final del día, las circunstancias de sus vidas – como se ven, de donde vienen, cuánto dinero tienen, lo que está sucediendo en casa – no es excusa para descuidar sus deberes de casa o tener una mala actitud. No los excusa para contestarles a sus maestros, o cortar la clase, o renunciar a la escuela. No los excusa para no intentarlo.

Donde estén ahora mismo no tiene que determinar adonde acabarán. Nadie ha escrito el destino para ustedes

Renegado continuó hablando por un largo rato. Su discurso poco a poco hizo que todos quedaran en silencio.

TAREA PARA CASA: Antes de que cuente tres, me dices quién es Renegado y todos los demás. Por cierto, quién imaginabas que era?

Experiencias de participación I. La bufanda

octubre 22, 2009

Hoy toca compartir experiencias. Hay lugares, aunque no lo crean, en los que chicos y chicas de tu edad, están formando parte de movimientos sociales muy importantes para sus comunidades, para sus barrios, para sus ciudades. En este caso, hablamos de la provincia de Santa Fé, en Argentina. Allí, desde la administración, han puesto en marcha el Gabinete Joven, un gabinete en el que jóvenes menores de 30 años se reúnen, debaten y acercan propuestas a los diferentes ministerios del gobierno de la provincia. En Santa Fé según parece, a los jóvenes no los dejan estar demasiado tranquilos. Permanentemente hay foros, asambleas, fiestas, celebraciones, reuniones, encuentros. Mucho que hablar, mucho que buscar, mucho que pensar, mucho que construir. Sin embargo, por lo que se ve y se puede conocer a través de la web, no parece que lo estén pasando mal.

En uno de estos foros, el 1er Foro Provincial de Juventudes de la Región 3 encontramos este discurso. La Ministra de Innovación y Cultura, Chiqui González, le habla a l@s jóvenes presentes en la inauguración del Foro. Son dos partes. Y las dos muy interesantes. Hay algo curioso que ya he comentado entre mis amigos mosquitos. Se ve que existe gente capaz de hablar y lograr que quienes están delante suyo le escuchen. Parece mentira pero es así. Existen personas capaces de comunicarse con la gente más joven. Mis amigos mosquitos me dicen que no, que eso no puede ser. Que los adultos han perdido ya cualquier posibilidad de comunicarse con los jóvenes, que no saben hacerlo, que no conocen las palabras, que no quieren hacerlo. Por eso les traigo el vídeo, porque creo que no es tan cierto. Solo hace falta mucha pasión por lo que se hace, mucha decisión para salir al encuentro, mucha confianza en el otro. Y tal vez ahí está el asunto. Si no hay comunicación entre unos y otros, es probablemente porque ya no esperan nada, el uno del otro.

Chiqui González dice muchas cosas interesantes. Me gustaría comentarlas con vosotr@s si tenéis un momento. En este primer vídeo, luego de las presentaciones y todo el rollo, esta señora se empieza a meter con vosotros: qué es ser joven? se puede ser joven toda la vida? se puede ser joven estando al margen?

En el segundo está su regalo. Chiqui es maestra y eso se nota. Es capaz de hablarnos de temas tan difíciles como la participación o la solidaridad con palabras bien simples. La bufanda que se teje entre todos es, con el permiso de nuestros amigos santafecinos, el regalo de los mosquitos para tod@s los que lean este blog.

Gracias a los amigos y amigas del Gabinete Joven del Gobierno de Santa Fé, y a Chiqui González, maestra de alma y ahora Ministra de Innovación y Cultura de la Provincia de Santa Fé.

Una generación de conservadores

octubre 9, 2009

consumismoQué bonito es verles, muchachitos y muchachitas, ir y venir del Instituto, y constatar que ya ha comenzado el curso escolar. Mis vuelos diarios, típicos de un mosquito de ley, me permiten verles entrando y saliendo del insti, entrando y saliendo del bar de la esquina, luego de nuevo al insti, luego al bar, y venga otra vez al bar, etc. Veo cómo se han retomado las actividades, cómo se ha llenado de vida el barrio con vuestras caras felices yendo deseosos al templo del saber. Se les ve ansiosos por comenzar a descubrir, a conocer, a experimentar. Se les ve urgidos por volcar inquietudes, deseos, ansias, por poner en marcha nuevos proyectos, por…
Vamos a ver, gañanes. No me contéis películas.
Que les veo día tras día con la misma cara de sopapa que el curso pasado. Y en muchos casos, con el gesto de quien va hacia algo que ya conoce, que controla, porque ha repetido curso, por supuesto.
El curso escolar comenzó y el mundo no está esperando saber qué movida nueva va a salir este año de los institutos madrileños. Nadie está pendiente de cuál es el posicionamiento de los jóvenes madrileños con respecto a la crisis, con respecto a los escándalos del PP en la trama Gürtel, con respecto a la muerte de Carlos Palomino (que tenía 16 años), ni siquiera esperan vuestra opinión acerca del botellón de Pozuelo. La verdad, es que nadie os está esperando porque nadie cuenta con vosotros. Quitando las expeciones de la regla (Antifacistas, Okupas, Sindicato de estudiantes y alguno más), del resto solo se espera que sigan tranquilitos, sin molestar, haciendo sus botelloncillos por ahí, trapicheando sus pastillines por allá, pero tranquilos y por sobre todas las cosas, consumiendo, que es la conducta normal y deseable de un ciudadano de bien. Mientras sigáis consumiendo, y me refiero, no a drogas (que les da igual) sino a zapatillas, consolas, alcohol, vaqueros, ordenadores, móviles, tabaco, etc. la sociedad los tendrá en buena estima y les premiará. Eso sí, no les consultan ni les consultarán absolutamente nada porque para decidir ya están los que saben, y como los jovenzuelos madrileños no tienen ni una remota idea de hacia dónde tirar, mejor sigue cada uno a lo suyo.
Días pasados, en la radio estaban hablando de los jóvenes de hoy. Yo aparqué mis alas y acomodé mi culo mosquitil para disfrutar oyendo como os ponían a parir. Y así fué. Los especialistas os tienen entre ceja y ceja. Dicen que no servís para nada. Pero en un momento abrieron el micrófono y entraron llamadas del público. Y en una de ellas, uno de vosotros habló y me hizo pensar que tal vez la mejor solución al problema juvenil no sea la exterminación general. El muchacho dijo que en otras épocas los jóvenes eran descarados, revolucionarios, vanguardistas, rompedores, etc, etc. Y ahí mismo propuso su teoría: Los jóvenes de hoy somos los que más hemos desafiado la autoridad. Nadie como nosotros ha desafiado la autoridad de padres y maestros. Sin embargo somos los más CONSERVADORES de todas las generaciones de jóvenes de los últimos siglos. Se me quedaron tiesas las alas. Que uno de vosotros haga un análisis así, me pareció por lo menos sorprendente. Una generación de conservadores. Chicos y chicas que desean que todo esté como está, que nada cambie.
Nunca visto. Pero por lo menos, si las cosas van a ser así, lo mejor es comenzar a entenderlo de una vez. Y para eso, nada mejor que un buen diagnóstico.