Parece que la persecución se ha calmado y que ya puedo seguir retransmitiendo el debate convenientemente camuflado entre el negro sobre blanco de las letras de un libro abierto.
X: Ya, ya, … Pero lo que he estado leyendo y quisiera ver el modo de incluir en nuestra programación son las competencias que define Philippe Perreonud en la entrevista que tengo aquí fotocopiada. Es interesantísima, es un enfoque nuevo. La verdad es que yo pensaba como tú que esto de las competencias, al final, era más de lo mismo y que sólo iba a ser papeleo, pero lo que dice Perronoud es algo muy diferente. Según él, trabajar por competencias puede servir para atender, precisamente, al alumnado que no tiene interés u opciones de llegar a la educación superior, al alumnado al que no le dice nada la educación secundaria orientada hacia estudios más elevados, hacia nuevas metas siempre académicas. Propone otras competencias muy distintas a las de carácter académico y que tienen un cariz más útil para la vida porque intentan asegurar que el alumnado sale de la educación obligatoria con las competencias que le van a ser útiles para su futuro en la sociedad. Mira, estas son las que define:
1.- Saber definir, evaluar y hacer valer sus recursos, sus derechos, sus límites y sus necesidades;
2.- saber, individualmente o en grupo, diseñar y conducir proyectos, desarrollar estrategias;
3.- saber analizar situaciones, relaciones de los campos de fuerza de manera sistemática;
4.- saber cooperar, actuar en sinergia, participar en un colectivo, compartir un liderazgo;
5.- saber construir y animar organizaciones y sistemas de acción colectiva de tipo democrático;
6.- saber administrar y superar conflictos;
7.- saber jugar con las normas, servirse de ellas, elaborarlas;
8.- saber construir ordenamientos negociados más allá de las diferencias culturales.
¿Qué? Impresionante, ¿eh?
Y: Mucho, mucho, la verdad es que has dado en el blanco …
X: Ya veo. Te has quedado como embobado, con la vista fija. ¿Qué es lo que más te llama la atención?
Y: Pues …, la atención, la atención, … el zambombazo que le voy a dar al mosquito con el boli en todo el colodrillo. ¿Te has fijado que está puesto justo en la diana de la o de Perrenoud?
¡Zas!
Y: Pero bueno, … ¡No le he dado!
X: Pero, ¿te quieres comportar y hablar en serio? ¿No te das cuenta de que lo que propone Perrenoud es dotar a la educación de un nuevo sentido que, quizá, esté más de acuerdo con las necesidades de los tiempos que corren? ¿No te das cuenta de que esta visión alternativa de las competencias lleva el debate a unos parámetros nuevos en los que quizá se pueda evitar parte del tremendo fracaso escolar que nos asola?
Y: Tranquilo, que te estaba escuchando atentamente. Osea, que lo que quieres es que dejemos de dar nuestras asignaturas y nos dediquemos a enseñar a los chavales cómo se monta un sindicato para que ellos mismos se hagan sus normas y puedan triunfar en la sociedad. Pero, hombre, que eso ya lo enseñan los periódicos. ¿No ves las noticias? ¿No ves la cantidad desmedidas de espabilados que se dedican a superar los conflictos para llevarse la pasta con más o menos disimulo?
X: ¿Y tú no ves que de lo que se habla es de formar a la gente para que colabore, para que se una para solucionar sus problemas, no ves que no se trata de fomentar posiciones individualistas en la sociedad, sino comunitarias y que promuevan el bien general?
Y: Pero, hombre, …, lo que tú propones no nos lo aprueba ningún inspector. Vamos a ser el departamento hazmereir del instituto.
X: ¿Por qué?
Y: Pues porque todo eso es utópico, meros deseos. Y ni siquiera sé si son bonitos deseos. Me parece hasta peligroso. Además, para eso no estamos formados. Te lo vuelvo a repetir, nosotros sabemos de lo que sabemos.
X: a lo mejor es utópico pero también me parece necesario. Parece que hay, al menos, un tercio del alumnado que no quiere proseguir estudios, que lo que hace aquí no le sirve para nada, no le motiva, no le dice nada. Y nosotros, una y otra vez, les intentamos hacer pasar por el aro. Y de lo que estamos seguros es de que no funciona. Los chavales no se enganchan, los problemas de disciplina aumentan, la desilusión del profesorado por un trabajo en el que continuamente no se consiguen los objetivos es mayor, …
Y: Y… ¿lo vas a solucionar intentando que el alumnado sepa gestionar sus conflictos?
X: ¡Pues claro! Precisamente de eso se trata. ¿No lo ves?
Y: ¡Uf! No, si con razón digo siempre que internet es maligno. Anda, vamos y te invito a un café a ver si se te desatascan las neuronas. Y, por favor, esto no se lo comentes a nadie que se van a reír de nosotros.
X: Pues ya es tarde porque lo he estado hablando con un par de jefes de departamento.
Y: Ya notaba yo que la gente nos miraba raro.
X: No, tranquilo. Nadie me hizo mucho caso. Lo único que les interesaba era rellenar el papeleo de las programaciones poniendo en lo de las competencias lo básico del fárrago legal.
Y: ¡Menos mal! Aún queda gente sensata.
Les acompaño a la cafetería del centro pero ya no hablan del tema. He vuelto al departamento y me he repasado las competencias que propone Perrenoud. La verdad es que es otra mundo. Como mosquito educativo que es uno, noto que algo se me mueve por dentro (señal mosquitil, de gusto y placer). Pero sobre todo dudo de cómo se puede implementar una propuesta así.
¿Qué os parece a vosotros?